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Madrid recuerda a Robert Capa con un mural

El número 10 de la calle Peironcely, en Vallecas, no es una casa cualquiera. Tiene un aspecto degradado, de infravivienda. Su fachada está casi tan estropeada como cuando Robert Capa la fotografió en 1936, agujereada por las bombas y los disparos de la guerra.

Hoy en la parroquia vallecana de San Carlos Borromeo, muy cerca de esa famosa casa, hay instalado un mural a Robert Capa, y una escultura efímera con la que se pretende homenajear a uno de los fotógrafos que mejor supo retratar la guerra civil española.

mural a robert capa

La imagen en la que varios niños juegan frente a la casa de Peironcely fue publicada en la prensa internacional y se convirtió en una de las más icónicas de la contienda. Pero la vivienda se encuentra desde entonces en un estado lamentable y la plataforma Salvemos Peironcely 10 lleva tiempo tratando de que se rehabilite.

En colaboración con el Ayuntamiento de Madrid se ha organizado durante el mes de diciembre el ciclo «Robert capa estuvo aquí». Como parte de las actividades, alumnos de bellas artes de la Rey Juan Carlos y estudiantes de Vallecas han elaborado un mural a Robert Capa. En él, salen algunos de los personajes que protagonizaron las fotografías que hizo en España.

La escultura, llamada «En tierra de nadie» representa las trincheras en las que Capa fotografió a los milicianos durante la batalla de Madrid.

El gran fotógrafo de la guerra civil española

Endre Ernő Friedmann era el nombre real de este húngaro que, nacido en 1913, se convertiría en uno de los grandes fotógrafos del siglo XX, y en el que mejor inmortalizó la guerra civil española.

A Capa se le atribuye una frase: «si la foto no es lo suficientemente buena, es que no estás lo suficientemente cerca». Este carácter aventurero es el que lo condujo a Capa por diversos conflictos armados, desde la guerra civil española a la Segunda Guerra Mundial.

mural a robert capa

Y el objetivo de situarse lo más cerca posible de la acción es lo que provocó su muerte el 25 de mayo de 1954, cuando Capa pisó una mina mientras buscaba la foto perfecta en la guerra de Indochina.

Los negativos que Capa dejó tras su muerte (cerca de 70.000) son un legado visual inigualable de la primera mitad del siglo XX. Pero es sin duda en la guerra española donde el húngaro sacó sus mejores instantáneas.

Entre ellas está la foto del Miliciano caído, una imagen icónica que sacó Capa en septiembre de 1936 en Cerro Muriano.